Publicado: 25 de Septiembre de 2020
El psicoanálisis, además de una teoría, método o práctica, es fundamentalmente una experiencia. Durante el análisis se percibe que algo diferente está ocurriendo porque surgen preguntas, se abren sentidos nuevos y se conectan pensamientos que, más allá de entenderse o no, ayudan a llevar de otra manera los problemas y dificultades de la vida.
Aunque existen muchas referencias cinematográficas o literarias sobre el Psicoanálisis, muchas veces no sabemos en qué consiste exactamente. Personalmente, he encontrado mucha curiosidad, pero también mucho rechazo o incluso cierto miedo.
La diferencia fundamental con otras terapias es que se trabaja con el inconsciente. Según Freud (su fundador) no podemos acceder al inconsciente directamente, pero sabemos de él porque nos afecta y nos influye diariamente. Un ejemplo, ¿cuántas veces hemos dicho que no volveremos a hacer algo y llegado el momento, no sabemos cómo, lo repetimos y sufrimos una y otra vez por lo mismo?
El inconsciente se manifiesta en sueños, chistes, actos fallidos ("equivocaciones", olvidos) y síntomas. La manera de trabajar en análisis es con la palabra y la escucha, con la invitación a hablar de lo que la persona quiera. Al principio, se abordará el sufrimiento cotidiano y posteriormente, se traerá otras cuestiones.
Es muy usual que el/la analista invite a la/el paciente a que hable del pasado, de la infancia, porque los sufrimientos son a menudo una dolorosa e inconsciente repetición de una situación originaria.
Se trata de ir descubriendo el origen del sufrimiento y resolver de una manera particular y única esos conflictos nunca antes visitados.
En cuanto a la duración del análisis, depende de lo que cada persona quiera conseguir. La gran mayoría de las personas notan efectos de alivio y de mejora sintomática en las primeras sesiones, pero resolver los conflictos que están detrás del dolor emocional llevará más tiempo. En el proceso, pueden presentarse momentos de dificultad anímica, precisamente se están trabajando asuntos fundamentales.
Hay personas que temen hacerse "dependientes de la terapia". Pero lo que realmente ata y crea dependencia son los síntomas, de los que es difícil deshacerse en solitario. Por eso, se necesita ayuda profesional para poder acceder a lo que el dolor llevó a reprimir de la propia conciencia.
Es en la relación con el/la analista (la llamada transferencia) donde el/la paciente podrá revivir sus conflictos. Y esto le permitirá resolverlos de otra manera diferente y ventajosa. Por eso, la relación con un profesional es el elemento facilitador del proceso.
Si crees que puede ser una forma de abordar tus problemas o tienes alguna pregunta, ponte en contacto conmigo y te atenderé encentada.